lunes, 19 de diciembre de 2016

FunFunFun, crónica nucelar

Santiago. Diciembre 2016. Fun Fun Fun, evento de autoedición, celebra su segunda edición*. Tras llegar el sábado a Santiago y encontrarme al siempre inquietante Adolfo(te) Rodríguez en la estación de tren, caminamos hacia el local donde se celebraba el "movidote".

"¿Sorprendidos por o de 'movidote'? Lo ponía ahí; no soy tan moderno"

Gracias a los espaciados horarios de Renfe, tuvimos tiempo de sobra para caminar sin prisas y llegar, aún así, casi una hora antes de la apertura del local, por lo que tocó pasar el rato como fuese. Ya a las 11:00, montaje de la mesas, agotándose el espacio casi a los quince minutos. Por suerte para Sergio Covelo e Isaac Amboage nuestros corazones son enormes (por eso del colesterol) y cedimos espacio para que pusiesen sus idas de olla.

"Un par de okupas jodiéndonos espacio"

A partir de las 12 se abrió al público este mercadillo de autoedición, y todo el día fue una auténtica locura: el limitado espacio hacía que caras como las de Octavio Beares o Alberto Guitián se viesen agobiadas por tanta aglomeración; los estrechos huecos que dejábamos para que la gente pasase impedía que muchos de los vendedores pudiesen sentar el culo, y tanto jaleo hacía cuesta arriba que uno tuviese sitio para garabatear algo.

"Un chavalín se llevó el Capitán Pepinillo: Resurrección manchado"

Lo curioso de estos eventos es reconocer caras que ya has visto en otros lados: andaban por ahí los organizadores del No Tengo Mamá de Vigo, al igual que alguno de los integrantes de aquellos stands de cartón en el que estábamos; los ganadores del mejor fanzine en el último Salón de cómic de Barcelona; el colectivo Miñoco (casi imposible hablar más de dos segundos entre oleadas de gente); algún que otro compañero de clase en Coruña o Mariano Casas, con el que tuvimos algún sarao juntos en los tiempos del Sinónimos de Lucro.

"Exceso de gente"

Tras nueve horitas allí y unos cuantos ejemplares de Androide Paranoide despachados, tocó huir para no perder el tren. Lamentablemente no pude salir del local sujetado y transportado por el público presente, en plan concierto de rock, pero no se le pudo poner mucha pega a un evento bastante animado. Solamente esperamos que para la próxima edición, si volvemos, haya un poco más de espacio para (al menos) poder mover las piernas y ver el resto de publicaciones que pululaban por allí.

"El ojo mágico: eso dorado es un buttplug, ¿a qué sí?"

*Toma pareado.

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